(Serie: Forbidden Men #8)
Linda Kage
Tres cosas eran un hecho en mi vida.
Necesito a Sarah para sobrevivir.
Necesito el sexo para mantener la cordura.
Y nunca podría mezclar el sexo con Sarah.
Simplemente sabía —en mi interior— que si lo hacía lo mezclaba, iba a perderla de alguna manera. Todos mis secretos más oscuros y más profundos saldrían a la luz, y arruinarían todo entre nosotros. No desencadenaría la mierda dentro de mí ni a mi peor enemigo, por no hablar de ella. Así que iba a quedarse estrictamente en la zona de amigos.
Era probable que la gente pensara que nunca fui allí con ella por su parálisis cerebral, pero a la mierda con ellos. Ella sabía que era la persona más importante en mi mundo, y yo no estaba dispuesto a correr el riesgo de dañar nuestra relación solo para hacer feliz a mi pene.
Hasta el momento en que ella me rogó para que tomara su virginidad.
Ahora todo está a punto de irse al infierno, porque ¿cómo diablos se resiste uno a la única persona prohibida cuando ella te pide por favor?
—Brandt Gamble
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